
Hace bastante tiempo que no dejo de plantearme cuestiones político-sociales. Que este mundo es una mierda así en general, lo sabemos todos. Que hay que cambiar el mundo, también. Pero, ¿qué hacer para cambiar el mundo?
Todo el mundo tiene alguna preferencia a la hora de hablar de las cosas que le molestan, algunos hablan siempre sobre temas locales, otros los nacionales, y muchos los internacionales. Hay muchísimas maneras de enfrentarse al sistema e intentar ofrecer soluciones alternativas, desde un refugio de animales que luchan contra su maltrato y su venta, hasta un CSOA (Centro Social Okupado y Autogestionado) que intenta movilizar a un barrio ofreciendo todo tipo de servicios que las instituciones no les ofrecen.
Sin embargo, en este mundo de protestas y luchas hay muchas, muchísimas partes, que sólo van a lo suyo, sin inmiscuirse en los problemas de los demás. Y poco a poco se han ido creando grupos excluyentes de quejas que no son escuchados por nada ni por nadie. Los medios de comunicación han capado nuestra capacidad de crítica, todos a una, y la masa no es capaz de escuchar, aunque quiera, los problemas de sus vecinos. Hay tantas cosas que cambiar, y somos tantos, con nuestro propio orden de valores, que no podemos sentir la unidad de nada.
Yo siempre he sido un idealista, y pienso que el hombre por el hombre sería capaz de dar mucho mas, simplemente hay que escuchar las voces de los que llaman. En muy poco tiempo (150 años de liberalismo no son nada) han conseguido que los que queremos cambiar este sistema nos peleemos entre nosotros, y que solo quede un grupo generalizado, endemoniado y diabólico, que son los Rojos. Así, en general, agrupan a cualquier persona que quiera cambiar algo de esta sociedad, por nimio que sea. De esta manera, cuando en la universidad hay un movimiento de protesta el grueso de gente piensa que ya están otra vez los rojos estos liándola, por poner un ejemplo tonto.
Sin embargo, no todos los problemas sociales que padecemos, y son muchos, tienen que ver con la política, ni la única alternativa a este sistema son las mismas que hace 100 años.
En los últimos tiempos la tendencia a agruparse ha caído, la movilización apenas mueve a nadie, y esto es porque los métodos tradicionales de lucha, huelgas, manifestaciones, acción directa, han quedado desfasados para un mundo mediatizado donde criminalizan al más pintado en menos que canta un gallo.
Cuál es la alternativa estructural a este sistema no la tengo clara. Solo se que las alternativas clásicas son eso, clásicas, que no se han desarrollado y que han perdido fuerza con los avances sociales y tecnológicos. Sin embargo, la alternativa a la lucha tradicional creo que si puede estar al alcance de la mano. ¿Cómo? Pues innovando, dejando claro cuál es el problema que acaece sin dejarnos caer en los métodos represivos del Estado.
Un ejemplo de esto es la lucha unipersonal llevada a cabo por un chico residente en Bacelona, y del que hablé no hace mucho. La Ordenanza municipal para el tráfico de peatones y bicicletas fue la gota que colmó su vaso. 59€ para sacar la bicicleta de un depósito municipal por aparcarla. Pues vamos a aparcar cosas que no sean bicicletas.
No es sólo eso a lo que se dedica este chico. Su forma de actuar es nueva. Intenta llamar la atención a través del arte urbano. Intervenciones que produzcan impacto en el transeúnte, en la persona “normal y corriente” para despertar en ellos la curiosidad, tan humana, del conocer el porqué está pasando esto. De esta manera, Pacotilla ha conseguido aparecer en: Qué, 20 Minutos, Metro, La vanguardia, El mundo, Público, Onda Cero, Radio Cataluña, LaSexta, próximamente en TVE1, en La Directa (una publicación de activismo). Su único medio era internet, un blog donde colgaba las fotos de sus “aparcamientos”. Tras la irrupción en los medios (que no han profundizado mucho, la verdad), el blog ha pasado de unas 30 visitas a mes, a más de 15000 visitas en una semana.
¿Qué quiero decir con esto? La gente de Barcelona, al ver un frigorífico amarrado a un semáforo (ejemplo), se habrá preguntado qué hace ahí. Les habrá despertado curiosidad. A lo mejor no establecen la relación, pero una vez que la consiguen, a lo mejor se suman a la causa. Si hubiera habido una manifestación en contra de la ordenanza, organizada por grupos de izquierdas, pronto los hubieran olvidado, reducido a escombros, y maltratado por el sistema, y quizá utilizado por la otra parte del sistema para hacerse con una parcelita más de poder. Con la imaginación y la creatividad se ha conseguido algo que hace muchísimo tiempo que nadie conseguía, repercusión mediática.
No quiero decir que cualquier manifestación crítica, imaginativa y artística por cualquiera de nuestras ciudades vaya a conseguir un rendimiento mediático ni siquiera suficiente para que el objeto de la protesta se vea culminado, pero,¿ acaso no es una manera bonita de intentar cambiar el mundo? ¿ Acaso vamos a dejar de utilizar las posibilidades del ser humano para, al menos, despertar las conciencias de nuestros vecinos?
Señoras y señores, no olvidemos nunca que si queremos cambiar lo que nos rodea, sólo tenemos nuestras manos y nuestra cabeza para conseguirlo.
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